Nuestra historia
Crecí en una familia amorosa con cinco hermanos. Mi esposa Nedy creció en una familia con siete hermanos. Nuestras familias vivieron desafíos y momentos de alegría como lo hace toda familia. Mis padres estuvieron casados durante 52 años y los padres de ella estuvieron casados 65 años. Nos conocimos en la universidad de Puerto Rico. Después de un noviazgo de dos años y medio, nos casamos en nuestro tercer año de universidad. Al año siguiente, me gradué con un bachillerato en psicología y Nedy empezó a trabajar en la industria bancaria.
Dios nos bendijo con cuatro hijas hermosas. En el 1987, el Señor me llamó al ministerio a tiempo completo. Después de solo tres semestres, abandoné el seminario para seguir una carrera profesional en el campo de desarrollo de recursos y la gestión de organizaciones sin fines de lucro. Eso se convirtió en diez años de huir de mi llamado al santo ministerio. Lamentablemente, la tragedia golpeó a nuestra joven familia el 9 de septiembre de 1998 cuando nuestra segunda hija, Lizbeth, murió inesperadamente a la tierna edad de quince años. Ese desafortunado acontecimiento cambió nuestras vidas dramáticamente. Después de luchar espiritualmente con mi llamado y mi trabajo secular, decidí obedecer el llamado de Dios, regresé al seminario, terminé mi maestría en teología para luego fungir como pastor durante diez años.
Dentro del ministerio de la iglesia, Nedy y yo descubrimos una pasión especial ayudando a las parejas casadas a fortalecer su relación matrimonial. Eso nos llevó a facilitar varios retiros en nuestra iglesia en Puerto Rico, lo que eventualmente condujo a invitaciones para facilitar retiros similares en iglesias de la República Dominicana y Estados Unidos.
Después de diez años en el ministerio pastoral, Dios me dirigió a la capellanía profesional en el campo de la salud. Actualmente, Nedy trabaja como representante de pacientes para Davita Dyalisis y también es agente licenciada de bienes raíces en el estado de Texas. Llevamos cuarenta y cuatro años felizmente casados. Al día de hoy tenemos siete nietos.
El Señor continúa abriéndonos muchas puertas para ayudar a las parejas a fortalecer sus relaciones matrimoniales y reavivar el amor que los unió.